Artículo publicado en Directe.cat: La CUP és la CUP? Potser sí, potser no

Cierras los ojos. Estás dormido. Es la noche del 27S. Antes de cerrar los ojos la ilusión te desborda. Mayoría absoluta de JxSí+CUP en escaños y en votos, pues se trataba de un referéndum, es decir, de contar quién estaba a favor y quién en contra. Los indecisos son votos nulos a efectos del referéndum. Sabes que JxSí y CUP tendrán que negociar y que no será fácil, pero no dudas que el deseo de libertad facilitará que la solución adoptada por ambas formaciones sea win-win , ganadora para todo el mundo.

Sueñas. Sueñas que Catalunya es independiente, que tenemos la llave de la caja y de nuestra dignidad personal y colectiva. Sueñas que se acaban los odiados recortes, que las farmacias y lo proveedores sociales, culturales y de todo tipo cobran puntualmente a fin de mes. Sueñas que la gente de Catalunya discute sobre cómo hacer de este pequeño país el mejor lugar del mundo. Sueñas que Rajoy, Montoro, Aznar, Guerra, Bono, González, Zapatero, Rivera, Wert y tantos otros no pueden poner las zarpas sobre tu dinero, ni sobre tus hijos, ni sobre tus deseos. Sueñas que la Justicia es rápida e igual para todos. Sueñas que tus hijos gozan de una educación de altísima calidad. Sueñas que se acaban las listas de espera. Sueñas que no hay paro y que los trabajos existentes son de calidad y bien remunerados. Sueñas que tu hijo no se tiene que ir a Alemania a trabajar. Sueñas que la corrupción desaparece y que los políticos son cercanos, y que escuchan y dan respuesta a tus necesidades. Tu sueño es dulce, casi húmedo.

Te despiertas. Te has caído de la cama y te has golpeado la cabeza. Duele. Te das cuenta que has estado dos meses fuera de juego. Ves que tus colegas de la ANC están divididos. Ves que la misma ANC está en modo off como entidad. Ves que CiU ha desaparecido definitivamente, y te explican que CDC también desaparecerá. Ves que Artur Mas está a punto de quedar fuera de circulación. Ves que la Generalitat está intervenida. Ves que aún no hay nuevo Gobierno. Ves que la gente está desanimada. Ves que se ha roto la confianza de la gente a pie de calle. Ves que los “indepes” discuten entre ellos. Y que ya no hay colaboración.

Oyes que la CUP ya no habla de independencia para hacer un país mejor, que con Mas no van a ningún sitio. Oyes que la CUP habla de virar a la izquierda, o no hay independencia. Oyes que la CUP habla de desobediencia pero no dice a qué. Compruebas que la CUP desobedece, por encima de todo, a la volundad democráticamente expresada por 1.620.973 ciudadanos y ciudadanas. Oyes que la CUP no quiere a Artur Mas como Presidente, por lo tanto, mejor Rajoy o Rivera, pero compruebas que nombran senadora a la Sánchez-Camacho. Oyes que la CUP quiere imponer sus propuestas de izquierdas y supervisar su aplicación, pero ves que no quiere responsabilizarse de las consecuencias, ni de gestionar la miseria que nos dejan Montoro y Rajoy.

Te das cuenta que la CUP quiere seguir siendo independentista. Te das cuenta que, con esta sencilla condición impuesta por la CUP de no investir a Mas, no hay acuerdo, ni Gobierno, ni hoja de ruta, ni independencia, ni dinero, ni futuro, ni dignidad, ni reducción del paro, ni ocupación bien remunerada, ni educación de calidad, ni eliminación de listas de espera, ni justicia social, ni limpieza de corrupción, ni… Te das cuenta que todo se mueve en la desconfianza y el enfrentamiento. Te das cuenta que es el escenario soñado por Rajoy, Aznar, FAES y el CNI, que lleva trabajando de manera silenciosa en la calle Santaló de Barcelona desde hace tres años (hoy no conoces resultados tangibles, pero los intuyes).

Y finalmente, en base a los demoledores resultados generados por una determinada posición de la CUP, plenamente coincidentes con los deseos de terceros, te preguntas si la CUP es la CUP. Dudas. Y tu respuesta es que puede que sí, o puede que no. En todas partes hay “aliens”.

El golpe en la cabeza te duele mucho. cada vez más. Estás dolorido y triste, muy triste, decepcionado, airado. Te encierras en la habitación. Gritas. Gritas muy fuerte. Lloras. Lloras desconsoladamente. Vuelves a gritar. Te aplaudes tú mismo con sorna y dices que este país es un desastre, y te consuelas pensando que de hecho no es un país, es una autonomía intervenida.

Pasa una rato y te ha pasado el dolor de cabeza. Estás más relajado y reflexivo. Piensas. Recuerdas que todo esto lo empezó la gente de a pie, y que los políticos de todo signo se sumó. Lo ves claro, clarísimo. Es entonces cuando ves que la solución ha estado siempre ante tus narices. Es en este preciso momento cuando te das cuenta que seremos independientes tarde o temprano y te dices: “¡Ya lo tenemos! ¿Vamos?”

David Fernández
Miembro del Comité Ejecutivo del CCN

La data de publicació és: 01-12-2015