Después de unos años vertiginosos y tal vez apasionantes trabajando para despertar amodorradas conciencias, llega la hora de la verdad. De nada habrán servido los esfuerzos de centenares de miles de catalanes que han dedicado media vida a su país. De nada habrá servido el despertar de una ilusión animada y contagiosa que ha desbordado las calles de nuestras ciudades y los propios límites impuestos a una nación, ahora exultante… de nada habrá servido haber perdido el miedo.

¡Sed osados! Porque vuestra temeridad es nuestro pan. Ahora no vale distraerse. No hay excusa posible ni reproche que valga, aunque sea merecido. No importa cómo hayamos llegado: agotados, sucios, golpeados, peleados… y, sin embargo, no podemos desfallecer. 

Pronto tendremos una nueva cita con las urnas para decidir qué futuro queremos para nuestros hijos y para nosotros mismos. Y aunque el proceso ha estado fuertemente intoxicado por el tactismo político, solo nuestra voluntad puede ayudar a salvar las absurdas diferencias que dividen a nuestros representantes. Ahora ya no se trata de saber quién está al frente tirando, sino quién hay detrás empujando; porque el esfuerzo de los unos es el firme apoyo de los otros. Sea cual sea el formaro de las siguientes elecciones y el grado de entendimiento entre los partidos, solo un clamor popular puede pasar por encima de los cálculos de intereses y hacer entrar el proceso en la que muy probablemente será su última etapa.

Estamos ya a las puertas de la desconexión con el Estado español. El mundo lo sabe. Pero necesitamos una mayoría abrumadora que permita al govern de la Generalitat absorber, neutralitzar y/o substituir los poderes que el Estado español mantiene en Catalunya. Y, sin embargo, aún no lo tendremos todo ganado. Los tendremos que ayudar. Solo nuestra movilización dará a nuestro gobierno la legitimidad necesaria para establecer un nuevo orden constitucional, aunque transitorio, hacia la independencia.

Paralelamente al augmento del sobiranismo, el unionismo españolizador se va radicalizando. Y esto, también hace ganar notoriedad. Por eso, ahora más que nunca, debemos ser valientes y empujar muy fuerte y que nadie se salga del camino. 

Publicado en la revista de la ANC de Vila-rodona.

Albert Pont

Presidente del Cercle Català de Negocis

La data de publicació és: 17-09-2015