Publicado en Nació Digital.cat: https://www.naciodigital.cat/opinio/9314/9-n/pot/ser/model/garanties/democratiques 

Simulacro, charlotada, sucedáneo, placebo…”, desde el Estado Español no han ahorrado adjetivos para intentar hacer llegar a la ciudadanía de Cataluña el mensaje de que la consulta del 9N, tal como lo ha planteado el Gobierno, no tiene suficientes garantías democráticas. Incluso muchos soberanistas y partidarios del derecho a decidir han alzado voces indignadas acusando al Gobierno de “descafeinar” y “diluir” la consulta. En cambio, no he escuchado a nadie argumentar con claridad por qué acusan a esta consulta de no tener suficientes garantías democráticas. Analicemos con calma, pues.

Un referéndum, o una consulta, se hace para conocer la opinión de la ciudadanía sobre un tema concreto, tan concreto que se pueda contestar con un Sí o un No, o en este caso, un Sí / Sí, un Sí / No o un No. Un referéndum puede ser jurídicamente vinculante, como el de la Constitución Española, o no vinculante, como el de la OTAN, pero si se ha hecho con garantías democráticas, siempre es políticamente vinculante, es decir, un gobierno no puede decidir ignorar los resultados sin pagar un alto costo político.

¿Qué se necesita pues para considerar que un referéndum tiene suficientes garantías democráticas? Si lo pensamos bien, sólo se deben dar 6 condiciones:

1.Que todos los que tengan derecho a votar lo pueda hacer, y quien no, no.
2. Que nadie pueda votar dos veces.
3. Que el voto sea secreto.
4. Que los votantes no voten coaccionados.
5. Que los votos se cuenten correctamente.
6. Que haya habido una campaña previa para informar a la ciudadanía de las diferentes opciones.

Analicemos pues estas condiciones, punto por punto, con respecto a la consulta del 9N.

Para asegurar que todos los que tiene derecho puede votar, y quien no tiene derecho no puede, habitualmente se utiliza un censo, es decir, una lista de todas las personas autorizadas a votar, elaborada por la administración. El censo es un instrumento muy, muy antiguo (ya se menciona en el antiguo testamento), que ha sido superado por las tecnologías actuales, y que a menudo contiene errores que dejan a decenas de ciudadanos sin su derecho de voto. En otros países, como por ejemplo los EEUU, en vez de censo, se utiliza un registro previo. Sin ir más lejos, los escoceses se tuvieron que registrar para votar en su referéndum. Para la consulta del 9N se propone un sistema aún más simple, consistente en un criterio fácilmente verificable: podrá votar todo el que esté en posesión de un DNI o NIE que demuestre que tiene más de 16 años, y con un domicilio en Cataluña. Parece un criterio perfectamente razonable, es fácil de entender, es fácil de comunicar, pero lo que es más importante, es fácilmente verificable sin ningún censo, sin registro, y sin ninguna tecnología. Tampoco está sometido a errores como un censo, ni obliga al ciudadano a una acción previa como un registro. Con este sistema el censo y el registro están en la cartera de cada ciudadano, en su DNI o NIE, y por lo tanto cada ciudadano es responsable. No puede haber un sistema con mayores garantías. En conclusión, y entendiendo que habrá suficientes colegios y mesas electorales en todo el territorio para que vote todo el mundo, la primera condición se cumplirá el 9N en mayor grado que en cualquier proceso electoral del Estado Español.

Quizás uno de los puntos más delicados es el segundo: asegurarse de que nadie vote dos veces, pues haría mucho daño a la imagen de la consulta que alguien demostrara que ha podido votar más de una vez. Este mismo reto se le encontraron los organizadores de las consultas populares, y el resolvieron, pues lo único que se necesita es una base de datos muy simple, y acceso a Internet en cada colegio electoral, aunque sea vía teléfono móvil. De hecho, el registro sólo es necesario para evitar el doble voto. Por 9N se propone que el registro se haga justo antes de votar, consultando una base de datos centralizada para verificar si ese número de DNI o NIE ya ha votado o no. La infraestructura informática para hacerlo se puede desarrollar en pocos días y puede ser accesible desde un navegador, o desde una aplicación móvil. De hecho, la parte técnicamente más compleja es hacer que esta infraestructura no sea vulnerable a los ataques malintencionados.

Cómo se hace que el voto sea secreto? El hecho de que todas las papeletas sean iguales, que se puedan imprimir en casa, y que se tengan que llenar a mano marcando una o dos casillas, facilita mucho las cosas: sólo es necesario que haya sobres a disposición de los votantes. Si además hay cabinas, mucho mejor, pero no es imprescindible. Quien quiera votar en secreto sólo tiene que marcar la casilla o casillas sin que lo vea nadie, introducir la papeleta en el sobre, y el sobre en la urna. Así de simple.

Evitar las coacciones es una parte muy importante de las garantías democráticas. En primer lugar, hay una pareja de mossos d’esquadra en cada colegio electoral. Además, es muy importante que los colegios no haya estelades, ni que los voluntarios lleven camisetas con propaganda política, ni siquiera camisetas del ANC, y si puede ser ni siquiera camisetas amarillas. Un ambiente neutral en los colegios es fundamental. Lamentablemente, el carácter de “movilización” que se le está dando a esta consulta me hace pensar que quizás este punto no se cumpla, y me parece que puede ser que cometamos un grave error táctico.

Contar los votos evitando la controversia puede ser complejo. Ni siquiera los escoceses lo consiguieron del todo. En los procesos electorales del Estado Español se utiliza la figura de los interventores de los partidos. Pero es que en España todo, absolutamente todo, termina siempre en manos de los aparatos de los partidos. Y quien controla los interventores? Quien asegura que estos no sean corruptos, o tránsfugas? Acabamos así en el famoso problema de quién vigila al vigilante, que como es sabido, no tiene solución. Un método más simple y más seguro, que se puede utilizar el 9N, es sencillamente hacer que el recuento sea un acto abierto al público. En el momento de cerrar los colegios, se puede habilitar una zona desde la que cualquiera que quiera pueda observar el procedimiento de recuento, cuyos resultados se harán públicos a todos los asistentes, de tal forma que estos puedan verificar el día siguiente si el resultado oficial coincide con los que ellos presenciaron. ¿Se os ocurre alguna forma más simple, más limpia y con más garantías democráticas? Además es un sistema moderno, pues pasaríamos de un sistema basado en “notarios” en el “open data”, que es uno de los sistemas que emplean las sociedades avanzadas para controlar las cifras de la administración.

Y por último, es necesario que haya habido una campaña. Y aquí sí que no tenemos problema, pues hay pocos países en el mundo donde un tema se haya debatido con más intensidad. Los argumentos a favor y en contra de la independencia han sido expuestos, rebatidos, discutidos, examinados, y cuestionados en programas de TV, en la prensa escrita, en los medios digitales, en conferencias públicas, y en actos multitudinarios, en donde tanto los partidarios como los contrarios a la independencia han sido representados. Hay organizaciones formalmente constituidas y muy activas representando tanto los favorables como los contrarios a la independencia. No creo que se pueda encontrar un solo ciudadano de Cataluña llamado a las urnas el 9N que no haya sido expuesto a cientos de horas y cientos de páginas de información sobre el tema. Se puede discutir si es suficiente o no, pero lo que es evidente es que el nivel de debate y de información ha sido superior al de cualquier proceso electoral o referendario que se haya hecho nunca en España.

Sin embargo, como conocemos bien los medios de España, sabemos que podremos hacerlo todo bien, de forma impecable incluso, y aún así no podremos evitar seguir siendo acusados ​​de falta de garantías democráticas. Por lo tanto se hará imprescindible la presencia de testigos neutros. Este es el papel de los observadores internacionales, que deberían seguir de cerca las votaciones y los recuentos, y deberían ser por tanto invitados en número suficiente para estar presentes en una muestra significativa de las mesas, en cualquier caso superior al 10%.

En conclusión, si tenemos un poco de cuidado, y no cometemos errores graves, la consulta del 9N no sólo tendrá todas las garantías democráticas, sino que acabará siendo un modelo de garantías democráticas para los referendos del futuro, la “Catalán way” de los referendos . Por lo tanto, fuera complejas, no nos dejemos enredar por aquellos que tienen interés en desmovilizar hacernos, y el 9N, todos a votar!

Rafael Pous

Miembro del Comité Ejecutivo del CCN

 

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La data de publicació és: 23-10-2014